Cuando ‘trabajar bajo presión’ se convirtió en un requisito
Se trata de uno de los requisitos más solicitados en las ofertas de trabajo, pero, es importante reconocer cuando se está convirtiendo en un problema.
Trabajar bajo presión se ha vuelto una de las competencias más buscadas por las empresas a la hora de contratar personal. Si se realiza una búsqueda en una de las tantas plataformas de empleo, aparecen más de 95 ofertas de trabajo donde se especifica que es necesaria esta aptitud.
Trabajar bajo presión se refiere a la capacidad de desarrollar determinadas tareas profesionales bajo condiciones adversas, tanto en tiempo, como en sobrecarga, manteniendo un ritmo de eficiencia y eficacia, y aunque es común en ocasiones vivir esta situación en muchas empresas, es importante reconocer cuando se está convirtiendo en un problema, sobre todo, porque no todas las personas manejan la presión laboral de la misma forma, para algunos es favorecedor, porque lo ven como un reto personal y aumenta su productividad, mientras que otros no lo toleran y terminan con estrés laboral.
Respecto al último punto, un informe de Health on Demand 2023, de la consultora global de riesgos Marsh, reveló que cuatro de cada diez latinoamericanos están estresados diariamente, y que entre los países con empleados más estresados se encuentra Panamá en primer lugar con un 53%, seguido de Brasil con 50%, luego México con un 47% y por último Colombia con un 43%.
¿Por qué ocurre esto? Algunos factores que pueden incidir en el estrés laboral, de acuerdo con el consultor laboral René Quevedo, es la presión en cuanto a fechas de entrega de asignaciones, incertidumbre, ambigüedad, retribución, exigencias físicas, grado de interacción con el público, competitividad en el mercado, obligaciones de viajar, condiciones ambientales, riesgo para la vida y amenazas del entorno laboral.
La existencia de fechas de entrega agresivas y cronogramas de trabajo ajustados, marca la dinámica de la mayoría de los empleos a nivel gerencial y supervisorio, indicó Quevedo, pues, “lamentablemente, a menudo la planificación de las fechas de entrega, particularmente tiempos y dependencia de factores externos es deficiente, por lo que muchas veces los colaboradores se ven expuestos a altos niveles de estrés laboral máximo ante la incidencia de factores que están fuera de su control”.
Para Temístocles Rosas, presidente de la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresas (Apede), cuando se presenta una situación de estrés laboral en las compañías, es importante que se requiera de una buena supervisión y manejo de la situación, y que dentro del equipo haya protocolos con el cual se manejen este tipo de situaciones.
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Explicó que existen algunos puntos esenciales que pueden disminuir el estrés en las empresas, por ejemplo, una buena planificación de las tareas, tener conocimiento de las asignaciones a realizar y apoyo con herramientas tecnológicas. Además, es importante que el colaborador esté consciente sobre los tiempos de cumplimiento de tareas y pueda organizarse mejor en el desempeño de las mismas.
Rosas manifestó que en Apede se han tomado las previsiones dentro de las empresas, a fin de que se le pueda orientar al colaborador sobre el estrés y su relación con la productividad dentro de la empresa. Esto, a través de aportes de expertos en el tema, que permiten mejorar la programación del trabajo y la asistencia de herramientas tecnológicas que facilitan el cumplimiento de las tareas.
No se debe normalizar
Raúl Alejandro Espino, profesional en Psicología Organizacional y Recursos Humanos, aclaró que el estrés no es una enfermedad, pero una exposición prolongada afecta la salud mental del trabajador y puede provocar problemas a corto y largo plazo, por ende no se debe normalizar.
El estrés laboral puede generar síntomas psicológicos como tristeza, ansiedad, baja autoestima, irritabilidad, desconexión con los demás, y síndrome de burnout (estrés laboral crónico), además de síntomas físicos como dolor de cabeza, pérdida de sueño, agotamiento constante y dolor de cuello, por mencionar algunos.
Una encuesta laboral realizada por plataformas de búsqueda de empleo, señaló que el 72% de los panameños han sido víctimas del síndrome de burnout o síndrome del quemado.
Espino indicó que cuando se habla de estrés organizacional, donde afecta a muchas personas en la empresa, por ejemplo, no hay un buen balance entre la familia, vida personal y el trabajo; no hay un contrato permanente, el rol es muy ambiguo, los horarios de trabajo no son constantes, no pagan horas extra o bonos, son situaciones que pueden generar estrés y no se debe normalizar, porque proviene de factores que tienen que solucionarse internamente en la empresa.
“Cuando decimos ‘me siento muy mal o triste, es posible que tenga depresión’, la gente siente mucha empatía, sin embargo, cuando decimos ‘siento mucho estrés laboral’, lo normalizamos y decimos ‘yo también me siento así, porque hay mucho trabajo, me presionan’, y de alguna manera u otra no tiene el mismo nivel de apreciación por el daño a la persona, pero los síntomas de afectación son iguales. Hay que entender cómo el estrés laboral puede tomar más prioridad en la gestión organizacional para mejorar la salud de los empleados”.
¿La solución es renunciar al empleo? Pues no, sino crear un plan de acción, dependiendo del factor que lo genere, dijo Espino, si se trata de un jefe que trata mal a sus empleados, lo recomendable es arreglar la hoja de vida y aplicar en otras empresas, pero si es otro factor, se podría practicar estrategias para manejar el estrés como asistir a psicoterapia, ejercitarse, comer mejor y realizar actividades en el exterior.
Los jóvenes son los pacientes más frecuentes del psicólogo Espino, ya que estos al no tener mucha experiencia laboral, a veces no saben cómo manejar situaciones estresantes, la carga del trabajo, la posición que deben tener, el manejo de conflictos con otros compañeros o líderes, negociar su salario y pedir bonificaciones.
La recomendación que compartió el psicólogo para quienes estén sufriendo de estrés laboral, es hablar con su equipo para buscar soluciones internas, y buscar ayuda profesional, “averiguando cómo puedo mejorar yo y tener una vida más saludable”.