Cuando el semáforo está en rojo, el Mimo Tuel se pone manos a la obra y empieza con su show: coreografías de Michael Jackson, imitaciones de transeúntes (especialmente de quienes frecuentemente salen del gimnasio) y otros gestos que provocan sonrisas entre los conductores, que esperan, gracias a él, pacientemente el cambio de luz en los semáforos de Plaza New York en Calle 50 o en el área de Vía Argentina.
Quienes transitan por esas zonas han tenido la oportunidad de ver las presentaciones de este personaje e incluso grabarle para redes sociales, sin embargo, pocos conocen de quién se trata.
Su nombre real es Emmanuel Castillo Tenorio, de nacionalidad colombiana. Tiene 33 años, una esposa y dos hijas. Estudió Matemáticas y Lengua Castellana, pero su pasión siempre ha sido sacar sonrisas al público, por eso lleva 22 años siendo mimo.
Todo inició desde que era muy joven, aproximadamente a los 11 años, cuando uno de sus hermanos le maquilló y le dijo que imitara personas con el fin de generar un poco de dinero de alguna manera en ese momento, debido a que proviene de una familia numerosa, lo que complicaba la situación económica.
Cuando empezó, lo hacía todo muy improvisado, sin vestirse como el clásico mimo en blanco y negro, sin guantes, pero poco a poco fue fluyendo en el papel y adoptando más características de un mimo. Hoy en día usa guantes blancos, pantalón negro, boina, una camisa manga larga de cuadros, y se maquilla el rostro de color blanco.
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“Lo que yo tengo lo acoplé del mimo original, el mimo que yo hago no es el original, sino que yo quería sacar algo distinto para que la gente se ría un poco, porque si en el semáforo hago una obra de teatro va a quedar mal, pero si yo trato de que la gente se ría y pase un momento agradable al verme, es mejor”, contó durante una entrevista en su puesto de trabajo: las calles.
Castillo manifestó que esta clase de trabajo hace mucha falta en las calles, ya que la mayoría de las personas van estresadas en sus autos, mientras que otros no tienen dinero para llevar a sus niños a un circo o a una obra de teatro como medio de distracción.
Ver al Mimo Tuel es gratis, el apoyo monetario es voluntario. Lo máximo que le han dado por sus shows en los semáforos han sido 100 dólares, y fue en Vía Argentina. Normalmente, recibe 50 centavos, a veces uno o dos dólares, incluso 10 o 20 dólares.
El objetivo de Emmanuel es que las personas se rían, transmitir alegría y contagiar algo positivo en la vida cotidiana de la gente para que lleguen contentas a su destino.
A la mayoría de las personas les gusta lo que hace el Mimo Tuel. Durante la entrevista, los conductores hacían sonar sus bocinas e incluso algunos se tomaban un momento para saludarlo. Hasta ahora, nunca ha tenido un altercado con alguien mientras hace sus shows.
El Mimo Tuel sólo trabaja bajo el candente sol, y no lo hace cuando llueve para cuidar su salud, cuando ve que el cielo se está nublando se retira del lugar.
“Yo solo estoy aquí de paso, vengo a transmitir alegría y toda la buena energía para que la gente cada día vea la vida con un ángulo mejor, que no importa por lo que esté pasando, siempre hay que sonreírle a la vida, porque un día sin risa es un día perdido”, concluyó.
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