El “encantador de perros” César Millán cree que las personas deben aprender de la lealtad, el liderazgo “saludable”, el amor y la forma de vivir “simple y natural” de los canes, que en el fondo tienen una forma de relacionarse muy similar a la del ser humano.
“El perro no busca la fama, el dinero ni el poder”, dice a EFE el entrenador canino, que hoy celebra en el histórico Empire State Building de Nueva York sus 20 años en televisión y la nueva temporada de su programa “Mejor humano, mejor perro”, que se emitirá en el canal National Geographic el 12 de abril.
Cuando Millán habla de las personas, tiende a utilizar términos propios de los animales, y, en específico, de los canes, que comparten con los humanos más similitudes de las que pueden observarse en un primer vistazo.
“Nosotros buscamos la familia, la manada. Antes yo era seguidor de mi abuelo y mi papá, y ahora, como padre, soy líder. Es una tradición bonita que los animales tienen, simplemente ellos no crean problema, nosotros sí”, explica el domador.
Dos décadas de prolífica carrera
Para homenajear sus dos décadas cosechando éxitos en televisión, el icónico Empire State Building encargó al mexicano la tarea de iluminar el edificio, que se tiñó de naranja, amarillo y azul para celebrar su carrera profesional.
El entrenador canino celebró sus 20 años de trayectoria mientras en los altavoces sonaba la canción “New York, New York” de Frank Sinatra, a la que acompañó un coro de ladridos armonizado por dos de sus perros, que acudieron al evento.
Millán, oriundo de Culiacán (México), emigró a Los Ángeles con 21 años en busca de una vida mejor, y la encontró: “Mi vida ha sido increíble desde que llegué a América”, asegura a la prensa antes de la iluminación del edificio.
Y atribuye el éxito en su carrera, que le ha llevado a obtener tres nominaciones a los premios Emmy, a su conexión con el público: “Yo no adiestro perros, adiestro humanos. Mucha gente cuando me ve me dice 'yo no tengo perro pero aprendo bastante de los humanos'”, afirma.
“Cuando vas a criar un niño o un perro tu energía va a estar reflejada en él, por eso yo me enfoco en lo humano. Adiestrar perros es fácil, pero para ganarte la confianza y el respeto se necesita otra cosa”, añade.
Millán ha aprendido a “trabajar con el humano” y “adaptarse” a su propia especie: “Dependiendo de donde vives en el mundo, tu cultura y tus tradiciones te hacen ver cosas diferentes”, mientras que, con un perro, no existen barreras socioculturales o lingüísticas.
“Yo puedo ir a Rusia y hablar con un perro sin saber ruso”, explica al respecto.
Nueva temporada, nuevos retos
En la cuarta entrega del programa, que se desarrolla en el Centro Psicológico del Perro que Millán tiene en Santa Clarita (California), el entrenador se enfrenta a nuevos obstáculos, como intentar domar a un can muy agresivo que también es ciego y sordo: “El reto está en cómo le hago para ganarme su confianza cuando no dispone de esos sentidos”, explica.
Además, el público verá una nueva faceta del domador, que en esta temporada se convierte en “matchmaker” o alcahuete entre participantes del programa y perros: “Yo escojo tres perros para que tú te relaciones con ellos y te digo cuál te beneficia”, explica.