En su partición en el podcast “Sin Etiquetas”, conducido por la exprimera dama de la República de Panamá Vivian Fernández de Torrijos, la presentadora panameña Patty Castillo compartió una parte de su historia personal que le dejó profundas cicatrices emocionales.
Castillo reveló que a los 15 años perdió sus ovarios debido al crecimiento de “unas masas de cáncer, básicamente, malignas”. Este acontecimiento no solo le arrebató la posibilidad de ser madre, un sueño compartido por muchas mujeres, sino que también afectó profundamente su autoestima y su percepción de sí misma.
“Tengo muy poquitos días de estar contando porque siento que ya tengo casi cuatro años de haberlo trabajado muchísimo en mi vida y ya yo dije yo tengo que quitarme esta etiqueta”, confesó Patty, mostrando la vulnerabilidad que durante mucho tiempo mantuvo oculta tras su imagen de chica fuerte y sin preocupaciones.
El impacto de ser etiquetada como “estéril” marcó profundamente a Patty, afectando su autoestima y llevándola a tomar decisiones equivocadas en su vida personal. “Gracias a ese ‘label’ (etiqueta), digamos, sí gracias porque todo viene para mostrarnos algo, por muchísimos años yo me sentí... o sea, mi autoestima, por más que yo estaba frente a las pantallas siempre maquillada, pestaña, tacón, lentejuela, sintiéndome la más gloriosa del mundo, por dentro yo vivía con un montón de problemas de baja autoestima, de tristeza, tomando decisiones incorrectas a la hora de salir con alguien”.
Patty explicó cómo esta baja autoestima la llevó a buscar parejas que, en su mente, no la presionarían para tener hijos, debido a su incapacidad para concebir. “Decía, bueno, debo buscar un chico que no sea tan bueno para que no se enamore de mí y me ‘queme’ (es decir, que le fuese infiel) porque de esa manera yo no voy a tener que estar contando estas cosas”. Esta actitud, aunque inconsciente, la llevó a buscar relaciones con hombres que ya tuvieran hijos, estuvieran divorciados o simplemente no desearan formar una familia, para evitar enfrentar el dolor de su infertilidad.
“En el inconsciente... no creas que esto era lo que yo quería”, confesó Patty, añadiendo que, como muchas mujeres, también anhelaba encontrar al “príncipe azul” y vivir un “cuento de hadas”. Sin embargo, su miedo a ser rechazada debido a su infertilidad influyó en sus decisiones de manera profunda y prolongada.
En la conversación de 23 minutos con 54 segundos con Torrijos, Patty también habló sobre su carrera en el mundo de la comunicación, su actual trabajo en el equipo del cantante panameño Boza, su pasado matrimonio y espiritualidad.
Sobre estas dos últimas cosas, Castillo compartió sus esperanzas para el futuro y sus planes de casarse por la iglesia, resaltando su deseo de hacer las cosas de manera correcta esta vez. “Tengo nulidad eclesiástica, así que la próxima vez, si Dios quiere, me voy a casar por la iglesia, bien”.
Durante su viaje personal, Patty encontró un apoyo invaluable en sus amigas de Panamá, especialmente durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). “Hice Emaús aquí en Panamá y tengo unas amigas maravillosas que me regalaron esa experiencia”, recordó Patty.
Este retiro espiritual le permitió abrirse y sanar heridas profundas que había llevado consigo desde los 15 años.
“Me di cuenta que en terapia desde los 15 años con mi psicóloga, y también con mi matrimonio, era como que me estaba poniendo ‘parchecitos’, pero realmente no había entrado a la raíz de la herida”, reflexionó.
El retiro de Emaús fue un punto de inflexión para Patty, donde por primera vez compartió su historia más allá de su círculo cercano. “Literal fue en 2018 en Emaús que sentí la necesidad de compartir eso, porque dije ‘wow, miren a mí me está pasando’”, explicó. Emaús le ofreció un espacio seguro para liberar el dolor acumulado y comenzar el proceso de sanación profunda. “Emaús es un retiro espiritual donde muchas personas encuentran cómo sacar y hacer ese drenaje que necesitamos varias veces en la vida”, añadió.
La mudanza a Miami también marcó un cambio significativo en la espiritualidad de Patty. “Ahora, yo me mudé a Miami y comencé a ir a una iglesia cristiana”, contó.
Inicialmente, Patty se sintió conflictuada debido a su identidad católica. “Pensaba, ‘soy católica, yo no puedo ir a esta iglesia’”, compartió. Sin embargo, al asistir, encontró una nueva forma de conectarse con su fe. “Ahora entendí que amo a Dios sin la etiqueta de cuál es la religión que practico...realmente yo estoy obsesionada, en mayúscula, con papá Dios. ”, dijo Patty.
Patty cerró el tema diciendo que esta experiencia le permitió desarrollar una relación más cercana y significativa con su espiritualidad. Aseguró que este enfoque en el crecimiento espiritual es parte de su viaje hacia la sanación y la autoaceptación.