Emprendimiento familiar con mucho sabor, un orgullo de Los Jacintos
Es un emprendimiento sencillo, sin lujos, pero que le ayuda a él y otras 13 familias a poner comida en sus mesas para estas fiestas de fin de año.
Genaro Córdoba es productor de unos de los alimentos más antiguos de la humanidad: el pan. Este santeño de 63 años de edad del programa Redes de Familia del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), vive entre el aroma a pan recién hecho, a masa fermentada, a coco rallado, a leña y al calor del tizón que le avisa cuándo su horno de barro está listo para hornear dulces, queques, roscas navideñas y pan que se vende tan rápido como se cocina.
Para Navidad hubo muchas roscas para las ventas, pero en la comunidad de Los Jacintos se prepara una a leña, con la receta de antaño y cuyo panadero se resiste a cocinarla en un horno convencional. Por cuestiones de sabor prefiere que sea el calor del barro que les dé forma y sabor a sus roscas.
Es un emprendimiento sencillo, sin lujos, pero que le ayuda a él y otras 13 familias a poner comida en sus mesas para estas fiestas de fin de año. A través del programa de Inclusión Productiva del Mides Genaro accedió a un capital semilla, que le permitió construir el horno para cocinar pan a la antigua.
El ajetreo en la panadería artesanal comienza temprano. Calentar la caldera le toma unas dos horas. Solo cuando la leña queda reducida en cenizas se puede introducir las bandejas de pan. La temperatura que concentra el barro es tan alta que solo tarda 1:25 un minuto y veinticinco segundos para que el pan se cocine.
En Los Jacintos la gente está volviendo al pan casero. Esto se debe porque dos veces a la semana Genaro, su esposa, sus hijas y nueras producen más de 50 libras de harina que mezclado con huevo de patio, manteca, sal, azúcar y levadura crean un producto hogareño único, una tradición que sólo se aprecia en los campos.
En estos menesteres este maestro panadero lleva más de 30 años y siempre disfruta de ese perfume que rodea su horno: mezcla de fuego con masa de harina que a cualquiera le abre el apetito. Lo interesante de este proyecto es que se desarrolla en el corregimiento de Bahía Honda, en el distrito de Macaracas, que presenta un índice de pobreza multidimensional del 70.4% de acuerdo con el IPM-C elaborado por el Gabinete Social, adscrito al Mides.
Don Genaro siempre se ciñe a una vieja costumbre: ser respetuoso con el sabor, eso incluye ingredientes naturales, los tiempos de elaboración, la fermentación de la masa y el lapso que el pan debe estar en el horno.
La panadería de Don Genaro es un emprendimiento que flamea esperanza en un sector que subsiste principalmente a base de la ganadería.