Un amor de 59 años que hoy se fortalece con las letras
Juan y Lidia, dos enamorados que viven en las faldas del cerro Trinidad, en Capira, quienes hoy le dan gracias a Dios porque saben leer y escribir.
Juan Ovalle aceptó el reto. A sus 82 años de edad confesó que siempre será un hombre enamorado de su esposa Lidia Rodríguez.
“Nunca le he escrito una carta de amor a mi esposa, porque no sabía escribir ni leer, pero ahora que ya aprendí, claro que lo haré”, dijo Juan con firmeza.
Así como toma el machete y la coa con seguridad todos los días para trabajar la tierra, Juan no dudó un segundo para buscar su cuaderno y un lápiz. Mientras apoyaba el cuaderno en una mesa, escribió por primera vez unas palabras que nacieron de su corazón, las que nunca pensó que le escribiría a la mujer que ha estado a su lado desde hace 59 años.
“Lidia Rodríguez te amo mucho mi amor”, leyó Juan ante los gritos de alegría de su esposa, en una muestra de amor puro y sincero, y que hoy se fortalece con las letras en las faldas del cerro Trinidad, distrito Capira, provincia de Panamá Oeste.
Para Juan, lo de aprender a leer y escribir nunca tuvo entre sus prioridades. Aquella infancia que vivió por los lados de Lídice, en Capira, la recuerda con grata alegría. Lo suyo era trabajar el campo y “montear” (cazar) en la noche.
Confesó que a la escuela solo fue una vez, pero que al final sus padres nunca le exigieron a él y sus hermanos que debían seguir. Hasta recordó que la larga distancia en que se encontraba el colegio y hasta la crecida del río fueron algunos de los obstáculos que le salieron al paso para no asistir a las clases.
A su memoria también llegaron las imágenes cuando tenía 8 años de edad y aquellas palabras de una maestra, que se negó a darles clases.
“La maestra decía que nosotros estábamos muy grandes. Así que nos quedamos sin aprender bien y sin ir a la escuela”, enfatizó.
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Falta de recursos económicos
Lidia, por su parte, recuerda que su padre no tenía los recursos económicos para enviarla a ella y a sus hermanos a la escuela.
Considera que la desaparición física de su madre, cuando era apenas una niña, fue también un duro golpe en su crecimiento durante esos años.
“Las escuelas eran lejos acá en Lídice y mi padre decía que no tenía tiempo para eso. Había que ir caminando, pasar ríos y quebradas, entonces los padres decían que era mejor que los hijos no fueran a la escuela”, rememoró Lidia con tristeza.
Pero de repente, esa desolación desapareció a los segundos. El rostro de la encantadora abuela de 72 años comenzó a irradiar alegría. Al paso su pecho se llenó de orgullo, al contar que ella y su amado esposo ya habían aprendido a leer y escribir.
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¿Cómo lo hicieron?
Tanto Juan como Lidia aprendieron a leer y escribir a través del programa “Muévete por Panamá, Yo, Sí Puedo”.
Este programa que lleva adelante el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), tiene una duración de siete semanas, donde los estudiantes reciben clases teóricas-prácticas.
Se trata de un programa básico de escritura que les enseña a los estudiantes a leer y escribir en 65 clases.
El método utiliza los números como recurso para el aprendizaje de las letras. La cartilla, con la cual se implementa, está concebida estableciendo un vínculo entre los números y las letras, de manera que la persona que se va a alfabetizar realice un proceso de asociación entre lo conocido (los números) y lo desconocido (las letras).
En la cartilla se le otorga a cada una de las letras un número, que va desde la letra A, que se asocia con el número 1, hasta llegar a la W, que se conoce con el número 30.
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Maestros voluntarios
En este proceso de enseñanza los maestros voluntarios son un pilar fundamental. En el caso de la historia de Juan y Lidia resalta el nombre de María, una de sus hijas.
María fue durante el año 2021 uno de los 96 maestros voluntarios que lograron que 1,005 personas aprendieran a leer y escribir en el territorio panameño.
“Me encantó enseñarles a mis padres. Estoy muy orgullosa porque mis padres ya saben leer, pueden escribir sus nombres, los números y hacer oraciones cortas”, expresó María.
Según datos oficiales del Mides, las clases de “Muévete por Panamá, Yo, Sí Puedo” se concentraron el año pasado en Panamá Oeste, con 230 participantes; Chiriquí, con 216; comarca Ngäbe-Buglé, con 189, y Bocas del Toro, con 110.
Igualmente, se logró dar clases a 643 mujeres que representaron el 63.9% de los beneficiarios, respecto a los 362 hombres que ocuparon el 36% de los que culminaron con éxito el curso.
Otras cifras revelan que desde julio de 2019 unas 2,648 personas se han alfabetizado y desde que se creó el programa en junio de 2007, unos 78,764 ciudadanos han culminado de forma exitosa el curso.
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Nunca es tarde para aprender
La historia de Juan y Lidia es un ejemplo de vida e inspiración, que demuestra que cuando hay ganas de aprender, la edad es solo un número.
“A mis 82 años me siento bien, porque ya sé escribir mi nombre”, enfatizó Juan, quien es un orgullo para sus 6 hijos, 18 nietos y 26 bisnietos.
Mientras que Lidia siente que está “un poco más grandecita”, ahora que sabe leer y escribir.
“Hay que seguir adelante, hay que estudiar para defenderse en la vida”, concluyó.